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Se manifiestan en Sonora periodistas por una Libertad de Expresión sin adjetivos

  • Denuncian hostigamiento e intentos por coartar la libertad de prensa por parte de una funcionaria estatal

Por Diego Gálvez

En el marco del Dia de la Libertad de Expresión, este 7 de junio, los periodistas Hiram Rodríguez Ledgar y Gerardo Ponce De León Moreno, acompañados de un grupo de periodistas, presentaron una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en la que denuncian presuntos hechos de violación a la libertad de expresión.

Ello, luego de que aseguran estar siendo objeto de hostigamiento por parte de una funcionaria estatal que está amenazando con llevar una queja hasta la instancia penal por presunta violencia de género que los columnistas habrían ejercido en su contra al publicar críticas a su desempeño e su anterior cargo público. 

El presidente del Foro Nacional de Periodistas y Comunicadores A.C., Rafael Cano Franco, dijo que los compañeros periodistas, están siendo objeto de demandas, civiles, administrativas y ahora penal, además de sanciones que han venido enfrentando.

Los manifestantes, que se apostaron, en punto de las 9:00 de la mañana, en la Plaza de los 100 años, frente a las instalaciones de la CNDH en Hermosillo, donde leyeron el posicionamiento que minutos después entregaron a la autoridad federal, que es la instancia encargada de velar por el respeto de la libertad de prensa.

El grupo de comunicadores, señalaron que, aprovechando el 7 de junio, buscan apelar, también, a la voluntad del gobernador Alfonso Durazo Montaño, y a través del documento, solicitan que, acepte la declaración número diez de la Confederación Interamericana de los Derechos Humanos, con respecto a que ningún periodista por sus opiniones pueda ser sometido a proceso penal en Sonora.

Señalaron que, además, acudirán a la instancia legislativa, para que en Sonora, se establezca un mecanismo legal para “igualar el piso” y que también los periodistas puedan contrademandar cuando se les denuncia sin motivo, señaló.

“Si a nosotros nos demanda un funcionario o funcionaria, por violentar la libertad de expresión y si esa demanda se demuestra que fue falsa, que no existieron argumentos, que el periodista tenga la libertad de contrademandar, y si hay una sanción en contra del funcionario o funcionaria, si están en funciones, sea cesado de inmediato y si tiene aspiraciones a algún cargo que no lo pueda hacer”, demandó.

Posicionamiento:

La Liberta de Expresión sin adjetivos

El 7 de junio debe ser un día de celebración, donde más allá del discurso y las palabras, realmente seamos testigos de que la Libertad de Expresión merece un respeto irrestricto por parte de los gobernantes, sean de cualquier color o provengan de cualquier partido político.

Porque la Libertad de Expresión no es una graciosa concesión que se le hace a periodistas o comunicadores, se trata de una virtud social que favorece a los ciudadanos y les garantiza información de calidad, les ofrece distintas ópticas editoriales para enterarse de los acontecimientos y con ello les abre un abanico de opciones para elegir lo que más se adecúa a sus ideas.

Pero la Libertad de Expresión, como un derecho inalienable de todas las sociedades está amenazada: por intereses políticos, por la obsesión del poder; por la incapacidad e inmadurez de algunos gobernantes que no aceptan los cuestionamientos o las críticas; por grupos de poder que se sobreponen a las autoridades democráticas y por un discurso de odio polarizador que posiciona a quienes critican a los gobiernos en turno en el bando de los traidores a la patria, cuando lo único que hacen es exponer lo que con pruebas se demuestra está mal.

México es el país más inseguro del mundo para ejercer el periodismo; esto nos ubica ante autoridades que en el discurso se dicen protectoras y respetuosas de la Libertad de Expresión, pero que en la realidad buscan la manera, así sea la más vil, para acallar a quienes les resultan incómodos.

Vivimos en medio de la violencia generalizada y los periodistas no estamos exentos de la misma; pero nuestro trabajo nos obliga a estar en el frente de batalla, a reportear información que nos hace vulnerables y blanco de diversos grupos criminales; pero igual estamos ante gobiernos que son omisos en sus obligaciones de garantizar los ataques a la Libertad de Expresión.

Los periodistas no tenemos más herramientas para defendernos que nuestros espacios informativos; seguir presionando y cuestionando a esas autoridades que se niegan a ser trasparentes, demostrarles la corrupción que impera en sus gobiernos, dejar constancia del abuso de poder, mostrarles lo que son y descubrir sus mentiras, sus fraudes, los ofrecimientos incumplidos y los contubernios que se dan entre el poder político y los grupos criminales.

En Sonora, como en el resto del país, la situación para los periodistas no es la mejor. Acá encontramos también gobiernos municipales y funcionarios estatales, que se aprovechan de su poder, que amenazan, acosan judicialmente, instigan al odio y apelan a la censura legal como método para silenciar a sus críticos.

En Sonora también se mata periodistas, también se les envían mensajes intimidatorios, también se les censura y excluye; en nuestra tierra también existen los discursos de respeto, pero que en realidad esconden un ataque sistemático, un intento por debilitar empresas, por callar voces, por lograr controlar los medios y sus opiniones.

Allí es cuando las mentiras acaban por corroer toda posibilidad de conversación. Y sin conversación no hay diálogo, sin diálogo no hay consensos y sin ellos, sociedad.

En nuestra realidad, donde las redes sociales se han convertido en una tumultuaria conversación donde no existe moderador y por tanto es fácil desinformar; los nuevos comunicadores del oficialismo pretenden establecer que la medida para validar a un reportero o periodista son la cantidad de “likes” que recibe, cuando lo que debería imperar es si habla con verdad, tiene credibilidad o los datos que sustentan su información son verificables y confiables.

Las redes sociales, también son una nueva herramienta para atacar y desprestigiar, con el dinero público se crean granjas de cuentas falsas, a través de ellas se distribuyen mentiras, se fustiga al mensajero sin desmentir al mensaje, se organizan campañas negras para desprestigiar.

Esto que aquí se escribe no son meras palabras o conceptos, son producto de una realidad que vivimos a diario los periodistas de México y Sonora. Por ello es necesario que ante tanta desigualdad empecemos a considerar la idea de igualarnos en la ley, de que, si a los periodistas se les aplican leyes draconianas y lesivas, también desnudemos a los censores, se les castigue y no se les permita participar en la función pública.

Muchos de esos funcionarios y funcionarias que ahora se aprovechan de sus cargos para perseguir periodistas, lo pensarían dos veces; a quienes les gusta la aplicación de la ley, cuando se aplica en deterioro de sus críticos, también les pondría un freno. Vamos igualando el piso y que el ejercicio del periodismo y la Libertad de Expresión tengan garantías legales, porque las palabras ya vimos que no bastan, son insuficientes y en no pocas ocasiones surgen de actitudes de hipocresía.

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